02 noviembre 2021

 Álvaro Gómez Hurtado

Hoy hace 26 años fue asesinado al salir de la Universidad Sergio Arboleda (2 de noviembre de 1995).

En su clase, de ese mismo día, pocos minutos antes de cumplirse su destino, el líder conservador dejo en la mente de sus alumnos esta reflexión:

“Ahí está el problema de nuestro tiempo: le estamos poniendo demasiado capitalismo, demasiado laicismo y demasiado positivismo a la noción de Occidente, de la que me he permitido hablarles en muchas de estas clases y que, a mí, les soy franco, me emociona. Vale la pena saber que eso fue, que eso ha sido y que quizás, siga siendo; nosotros salimos de ahí; me emociona que tenga cierta obligación moral con ustedes de ponderarles ese fenómeno que para ustedes tomen una posición dinámica y ética en la construcción de su futuro y no se lo dejen todo a la inercia de los pequeños intereses creados, porque tal vez hayamos perdido tiempo y ya se nos está haciendo tarde. Hay mucho en juego, de ustedes, que son la juventud, depende en gran medida la suerte de lo que está por venir.

Muchas gracias.”

“Siempre que terminaba de dictar su cátedra de Cultura Colombiana, el profesor Álvaro Gómez daba las gracias. La última vez, casi como premonición, añadió: “El próximo lunes no habrá clase”. Fue el dos de noviembre de 1995. Al salir de la universidad fue asesinado a balazos, dentro de su automotor, junto con su asistente y escolta personal.”  Escribió, Juan Esteban Constaín.

Todos nos enteramos hace  unos días que el Senador Julián Gallo Cubillos (Tornillo), miembro de las FARC. EP, sorprendió al país reclamando la autoria de este crimen de Lesa Humanidad, lo que, en lugar de arrojar claridad sobre el caso, produce más incertidumbre y garantiza prácticamente la impunidad total para los responsables del cobarde asesinato, sean las Farc, o a los que favorecen con su inesperada confesión. Puede que si así van a funcionar las cosas en la JEP, los privilegiados del "pacto de paz" van a tener la oportunidad de hacer aseo en el historial de socios de causas y negocios. 

Los espontáneos declarantes no han presentado la mas mínima prueba, Timochenco y Tornillo, solo cuentan con su propia versión sin que además de ellos alguien vivo, algún documento o cualquier tipo de elemento respalde su confesión.

Lo único que se debe exigir es verdad como resultado de este episodio. Que las investigaciones no paren, que el caso no se archive y que algún día se conozca la realidad y que los autores reales paguen por el daño que se le causo a Colombia.  

El presidente Duque así se pronuncia al respecto: “Como colombiano lo único que quiero es que ese crimen horrendo sea esclarecido y que no quede ningún ápice de duda, y que también si alguien se lo atribuye, y no corresponde a la verdad, también se entienda que se está cometiendo un delito para obstruir la justicia en nuestro país”. Y la familia Gómez Hurtado no da credibilidad a la versión de las FARC y considera que lo que buscan es hacer “favores” a terceros al asumir la responsabilidad del crimen ante la justicia transicional, que prevé penas blandas para quienes aporten verdad, e insiste en que Samper y Serpa, que fue su ministro de Interior y también su defensor en la época del escándalo, son “los principales sospechosos de su homicidio”.

"Ser abatido por ráfagas de ametralladora, como parecía ser mi suerte, no debía considerarse como un infortunio singular, quizás no era 'un bel morir', como lo reclamaba Segismundo Malatesta; pero en las actuales circunstancias del país y del mundo, una muerte así podía no ser un sacrificio inútil, sino la creación de un símbolo que convocara un movimiento de restauración.“ —  Álvaro Gómez Hurtado